Muchos de vosotros sois diseñadores gráficos, y aunque este artículo es para todo el mundo, está dirigido sobre todo a vosotros, los diseñadores.
El arte aplicado al comercio.
El diseno gráfico viene del arte, como comenté en el artículo “todo lo que deberías saber sobre los carteles”. Mucha culpa de que nuestro oficio sea como es la tiene la Escuela Bauhaus, te recomiendo leer nuestro reportaje dedicado a este templo del diseno gráfico. Como aplicación laboral y comercial de una tendencia artística, el diseno gráfico tiene muchas cosas en común con cualquier otra variante artística.
- Trabajamos con formas y colores.
- La estética y la belleza son primordiales.
- Requiere de una técnica con las herramientas.
- Precisa capacidades artísticas.
- El simbolismo y la iconografía están muy presentes.
- Retratamos esencias e ideales.
- Utilizamos bocetos para idear nuestros proyectos.
Y es en el punto 7 donde me quiero parar hoy y explicar el momento en el que nos encontramos:
Cando comencé en esto del diseno, allá por 1.998, los Apple todavía eran algo exclusivo de las empresas y las escuelas, y muchos diseñadores venían de la gráfica tradicional, es decir, dibujos, tipografías a mano, collages, etc. Y muchos de los trabajos finales no pasaban nunca por un ordenador hasta llegar a la fotomecánica. Por aquel entonces, los diseñadores gráficos eran un gremio reducido. Dibujantes, pintores, ilustradores, componían sus filas, ya que se precisaba de una gran capacidad pictórica para desempeñar esta labor.
Los bocetos eran parte del trabajo final. Empezaban dibujando a mano alzada en una lámina, la cual, tras unos cuantos procesos se convertía en el trabajo encargado.
Han pasado 16 años. Las cosas han cambiado. Hoy los Apple los tenemos, incluso, en nuestros bolsillos. Los pinceles, los portaminas, los carboncillos, ya no son, en la mayoría de los casos, herramientas de los diseñadores. Ahora tenemos tabletas gráficas, tabletas táctiles, incluso móviles, con aplicaciones para diseñar. El tiempo pasa mucho más rápido (tengo un cliente y amigo que está convencido que los días ahora tienen 21h.) las prisas son mayores, ¿por qué? Porque hemos aceptado este nuevo ritmo. Los diseñadores somos muchos, demasiados en algunos lugares, y los no diseñadores que trabajan como tales, todavía muchísimos más.
El proceso de producción ha cambiado, se ha acelerado, se han eliminado ciertos pasos y por lo tanto ha dejado de ser algo manual y me atrevería a decir que artístico en algunos casos. Y yo mismo soy prueba de ello. Muchos de mis trabajos no pasan por la fase previa del boceto, por eso hablo con conocimiento de causa.
¿Por qué ocurre esto?
La ley de la oferta y la demanda nos da, lamentablemente, otro punto de vista de nuestra vocación. Si tenemos poco tiempo y poco presupuesto para hacer un trabajo, vamos a sintetizar, y vamos a buscar la rentabilidad. El primer proceso que se deja fuera en estos casos es precisamente el que estamos tratando hoy: El boceto.
Pero, ¿Qué ganamos haciendo el boceto?
- Mayor creatividad. El dibujo es una herramienta vital en el proceso creativo.
- Mayor flexibilidad. Por muy bien que manejemos un ratón, como la mano jamás.
- Mayor personalización. No es lo mismo dibujar algo que utilizar recursos ya creados.
- Más humanización. Con el ratón nos vamos a las formas básicas, con un lápiz no.
- Fases más definidas. Con el lápiz empezamos con las formas antes que con los colores.
- Mayor eficacia. Si dedicamos el tiempo necesario, el resultado será mejor.
- Más vocación. Dejaremos de parecer autómatas y trabajaremos de aquello que nos apasiona.
El tiempo dedicado a un proyecto es proporcional a la calidad del mismo.
En definitiva: somos diseñadores porque nos gusta trabajar con las formas, con los colores. Nos gusta que nos digan: “qué bonito ha quedado”, cosa que no le suelen decir a los mecánicos, por ejemplo. Nos gusta sentirnos artistas porque por esa razón hemos escogido esta profesión. Por lo tanto, no nos dejemos llevar por las prisas de los mercados. No rompamos nuestro proceso creativo y no automaticemos nuestros procesos.
Soy consciente de que muchas veces no nos queda otro remedio, pero intentemos realzar los valores de nuestra profesión, y entre todos, ayudemos a los clientes a comprenderlo, a no pedir las cosas para ayer, ya que hoy estoy haciendo el boceto, y ese boceto, ayudará a que su encargo sea muchísimo mejor.
Y no olvidemos el boceto porque si no tendremos que empezar a bocetar de nuevo nuestra profesión.