Hablar en público.
Da igual a que te dediques, si eres estudiante, tienes tu empresa, eres trabajador a cuenta ajena, etc. En todos los casos del mundo te tocará, alguna vez, hablar en público. Y para hacerlo bien, como con todo en la vida, es bueno estar preparado.
Con un poco de ayuda puede llegar a ser algo muy divertido, incluso estimulante. Yo siempre lo veo como algo parecido a dar un concierto. Tened en cuenta que un mismo proyecto varía totalmente de tener una buena exposición a tener una mala. No quiero ni hablar de qué pasaría si vamos a presentar algo y nos quedamos en blanco, algo que todos sabemos que puede pasar. Dicho esto voy a hablar sobre mi última experiencia como orador.
Esta semana he tenido que hacer una presentación, concretamente del proyecto Surfer Experience en la SPEGC, Gran Canaria. Estaba cansado ya que había ido prácticamente sin dormir, además la exposición no debería de superar los 3 minutos, cosa cada vez más frecuente (me refiero a lo de los 3 minutos jeje). Para esta presentación me di cuenta de que utilicé varios de los recursos que con los años he ido descubriendo, algo que ayuda bastante a la hora de enfrentarte a un público desconocido y en algunos casos cansado de escuchar hablar a otras personas.
¿Cómo conseguir que me presten atención?
Voy a comentar, a continuación, los principales puntos que debe de tener en cuenta un orador antes de enfrentarse a su incisivo público:
1. El comienzo.
Dicen que la primera impresión es la que queda, así que, el comienzo de una exposición, una charla, una presentación, una conferencia, etc. ha de ser como el titular de una noticia. Algo rotundo, un aquí estoy yo, una llamada de atención para que todo el conjunto de la gente sienta que algo interesante va a ocurrir y que deben de prestar atención. En mi caso hice una pregunta sencilla al público, tal vez demasiado sencilla, de este modo, muchos tuvieron la sensación de que algo me traía entre manos. Ya había logrado que me prestaran atención ¿Qué es el surf?…
2. Interacción.
De hecho, esto fue la clave de mi comienzo, algo que suelo hacer cada vez que me toca contar algo a un grupo de personas. Interactua con el público. Todo el mundo estará más pendiente de ti si piensan que en cualquier momento les harás una pregunta. Instintivamente su mente está alerta para que no les pilles con la guardia baja. Utiliza este recurso todo lo que puedas. Harás más divertida tu presentación y contarás con la ayuda de varias personas. Algo que siempre te favorecerá como orador.
3. Esquematizar los temas.
No cuento con muy buena memoria, soy consciente de ello, por lo tanto el memorizar una charla no me es posible. Es más, soy de los que piensan que si memorizas algo totalmente, te arriesgas a que alguien del público te haga una pregunta inesperada y cuando quieras retomar tu exposición, te encuentres totalmente perdido. Por lo tanto mi forma de hacer y mi consejo, es que no memoricéis su totalidad pero si lo esquematicéis en los puntos más importantes. Luego sólo se trata de desarrollarlos uno a uno.
4. Expresión corporal.
Más del 50% de la comunicación personal en vivo es la expresión corporal, por lo tanto es algo que debemos de trabajar y controlar todo lo que podamos. Si sonreímos conseguiremos transmitir más cordialidad, incluso más seguridad. También es importante no bloquearse, no mirar siempre a la misma persona, que hemos visto que nos está mirando, o hacia el mismo lado. Tenemos que evitar estar estáticos, tenemos que movernos, incluso colocarnos en la zona del público y mirar en la misma dirección que lo hacen ellos. Todo esto nos ayudará a dar una charla diferente, original y entretenida. Y fijaros que todo esto forma parte de expresión corporal y sobre todo la actitud.
5. Ritmo.
Este punto es sumamente importante. En ocasiones, como el ejemplo que he contado antes, en los que contamos con muy poco tiempo, es preferible dejar algo sin decir a que, por ir demasiado deprisa, no se entienda el conjunto de la exposición. Habla con un ritmo ágil, que no se duerma nadie, no te aceléres si ves que te queda poco tiempo. Incluso puede ser bueno que la gente se quede con ganas de más. Seguro que luego te buscarán y te preguntarán todo aquello que les gustaría saber.
6. La imagen.
Esto no se refiere solo a la ropa que llevemos para la charla, a decir verdad, lo que nos pongamos ese día es, para mi, de lo menos importante. La imagen es el contexto, es la presentación gráfica que te acompañe en la charla, los ejemplos visuales que añadas a tu exposición, es el entorno que has escogido para hacerla. Esto es lo que realmente memorizará la gente cuando hayas terminado de exponer. Así que tómate el tiempo necesario, prepara una buena presentación y busca un buen lugar para hacerla.
7. El final.
Hemos empezado por el principio y vamos a terminar por el final, como no puede ser de otra manera. Este es el orden lógico,¿verdad? Igual que el principio es la primera impresión y lo que despertará el interés, el final es lo que perdurará en el recuerdo. Recuerda el ejemplo del concierto. El comienzo apoteósico pero el final más. Tenemos que tener preparado un As en la manga para este momento. Algo que al público le sorprenda y le guste. De este modo haremos de nuestra exposición un conjunto totalmente coherente, divertido y recordable.
No quiero engañar a nadie. Estos 7 puntos no lo son todo. Como algo práctico debe de ser practicado, y mucho. Hay varias cosas que se deben de hacer a la vez cuando exponemos y no nos podemos olvidar de ninguna, así que, desde aquí os animo a que probéis, si os sirve de algo esta ayuda que estoy escribiendo, genial, pero tal vez, tu forma sea distinta y no tenga nada que ver con esto. Búscala y hazla tuya.
Si este artículo te anima a buscarla y te ayuda a encontrarla, ya habrá conseguido su cometido.
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